Consecuencias tecnológicas y científicas de la SGM

La Segunda Guerra Mundial impulsó enormes avances en ciencia y tecnología, transformando no solo la industria bélica, sino también la medicina, la agricultura, la industria y las comunicaciones. La investigación dejó de ser un esfuerzo individual para convertirse en un proceso masivo, coordinado por universidades, gobiernos y empresas.  

En medicina, destacó el desarrollo de los antibióticos. Howard Florey y Ernst Chain, en la Universidad de Oxford, retomaron los estudios de Alexander Fleming sobre la penicilina y lograron su producción industrial en 1942, salvando millones de vidas.  

En agricultura, se introdujeron innovaciones como el pesticida DDT (1939) y maquinaria más eficiente, como tractores y segadoras-trilladoras, aumentando la productividad. La industria se revolucionó con nuevos materiales como el nailon, el plástico y la goma sintética, esenciales para la producción militar y civil.  

El Boeing B-29 Superfortress fue un bombardero pesado cuatrimotor de hélice empleado principalmente por Estados Unidos en la última parte de la Segunda Guerra Mundial y en la guerra de Corea; permaneció en servicio en varias funciones durante los 50. Avanzado para su época, incluía características como una cabina presurizada, un sistema de control de tiro electrónico y torretas de ametralladoras controladas remotamente. Fue el tipo de avión utilizado para el lanzamiento de las bombas atómicas.   

























Los medios de transporte y comunicación también evolucionaron. Se desarrollaron aviones de cuatro motores, el Volkswagen (1938) y tecnologías clave como el radar, la televisión y las computadoras. La guerra aceleró el paso de las calculadoras mecánicas a las primeras computadoras digitales, como la británica Colossus (1943), diseñada para descifrar códigos, y la alemana Z4. En EE. UU., la ENIAC (1946), creada por John von Neumann, permitió cálculos a gran escala para artillería.  

El mayor salto tecnológico se dio en armamento, con los misiles V-1 y V-2 alemanes, precursores de la cohetería espacial, y la bomba atómica, desarrollada en el Proyecto Manhattan. El físico italiano Enrico Fermi, refugiado del fascismo, logró en 1942 la primera reacción nuclear controlada, sentando las bases de la energía atómica.  

Estos avances, aunque surgidos en un contexto de destrucción, redefinieron la ciencia moderna, pasando a ser un esfuerzo colectivo y multinacional, con aplicaciones civiles y militares que moldearon el mundo de posguerra.

La ENIAC se ha considerado, históricamente, como la primera computadora de propósito general, aunque el título le pertenece en realidad a la computadora alemana Z1. Además guarda una estrecha relación con la computadora COLOSSUS, que se usó para descifrar mensajes en código de los alemanes, generados por la máquina ENIGMA durante la Segunda Guerra Mundial.


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