Capitalismo y socialismo
La guerra fría (1945-1991) fue un enfrentamiento entre el boque occidental-capitalista liderado por Estados Unidos y el socialista del Este liderado por la Unión Soviética. Ambos intentaban conseguir la hegemonía mundial de su sistema o modelo. Resumimos en el siguiente texto las principales diferencias entre ambos.
Capitalismo
La ideología que acompaña el sistema capitalista es el liberalismo, que defiende la libertad del individuo, por encima de todas las cosas. La libertad de empresa y la libre competencia serían dos principios fundamentales del capitalismo. Este sistema tiene como objetivo el lucro individual, es decir, que los individuos se diferencian naturalmente por la riqueza que producen y de la cual se apropian. La propiedad privada de los medios de producción (una fábrica, un campo, etc.) se considera un derecho natural de los seres humanos.
Inicialmente, en el capitalismo del siglo XIX se le había asignado al estado el rol de “juez y gendarme”. Básicamente consistía en proteger la propiedad privada y aplicar justicia. Con los problemas económicos, sociales y políticos que trajo el siglo XX se fue ampliando el rol del Estado, que pasó a ser más intervencionista. Por ejemplo, en la época de la guerra fría se desarrolló el estado de bienestar, que intervenía ampliamente para solucionar en alguna medida las problemáticas generadas por el capitalismo (pobreza, desigualdad, etc.). Incluso sin abandonar el principio de la propiedad privada en algunos casos se consideraba necesaria la propiedad estatal (por ejemplo de los servicios públicos).
El capitalismo genera por su misma dinámica diferentes clases sociales, que están basadas en la propiedad o no de los medios de producción, y en la mayor apropiación o no de la riqueza generada. Por lo general, se ha hablado de clase burguesa y clase trabajadora, o de clase alta, media y baja. Culturalmente, más allá de estas desigualdades, se supone que todos los individuos pueden disfrutar en el sistema capitalista de una amplia libertad de expresión. Las libertades políticas y económicas que brindaría este sistema fueron muy “propagandeadas” desde los EEUU en el contexto de la guerra fría. Allí el régimen político consistía en una democracia representativa con dos partidos políticos que competían y se alternaban en la administración del estado. La democracia y el liberalismo eran los valores que EEUU decía defender en el mundo de la posguerra. Aunque hay que aclarar que un país capitalista también puede tener una forma de gobierno dictatorial y autoritaria, que no respete los derechos y libertades de los ciudadanos.
Socialismo
La ideología que sustentaba el socialismo soviético era el marxismo, ya que se basaba en las ideas del pensador alemán Karl Marx (1818-1883), quien había estudiado el capitalismo industrial y profetizado su fin. En ese proceso la clase obrera tomaría el control de las fábricas y del Estado para así llegar a la sociedad socialista. Luego vendría el comunismo, una sociedad sin propiedad privada ni clases sociales ni estado. En Rusia las ideas de Marx fueron interpretadas por Lenin y llevadas a la práctica con la revolución soviética de 1917 y la posterior creación de la URSS. Sin embargo, ni en este país ni en ningún otro se llegó a vivir en una sociedad comunista, sino que era un ideal a alcanzar en el futuro.
El objetivo del sistema económico socialista era el bienestar colectivo, o sea de todos los integrantes de la sociedad, y la distribución igualitaria de la riqueza generada. Para lograrlo la propiedad de los medios de producción (por ejemplo las fábricas y las granjas) pasaba a ser social, “socializada” se decía. El Estado asumía el rol de dirigir, planificar y controlar el sistema económico-social. Pero ¿quién controlaba el Estado y tomaba las decisiones? Pues el Partido Comunista de la URSS, el único que existía allí. Esto creaba diferencias sociales importantes, ya que pertenecer a la burocracia del partido generaba privilegios aunque teóricamente no existieran las clases sociales en términos capitalistas.
El sistema político se basaba entonces en la existencia de un único partido, cuyos integrantes compartían la misma ideología. La interpretación de lo que estaba sucediendo correspondía al partido comunista y no se permitía la oposición política. La vida cultural era vigilada y se censuraba cualquier forma de expresión que el partido considerara que ponía en peligro el sistema socialista.
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